Prácticamente vecinos, los Cachorros de Chicago y los Cerveceros de Milwaukee ilustran perfectamente la tendencia de equipos en las Grandes Ligas que un día gastan dinero por caudales y al siguiente se aprietan el cinturón.
En el Wrigley Field, los Cachorros aumentaron en 50 millones de dólares su nómina este año, todo con el objetivo de conquistar su primer campeonato de la Serie Mundial desde 1908.
En el Miller Park, los Cerveceros purgaron su plantel tras quedar últimos en la división Central de la Liga Nacional y dejaron su gasto de nómina por debajo de los 60 millones.
Se trata del monto más bajo en las mayores, de acuerdo con un análisis de los contratos elaborado por The Associated Press. Apenas ocho jugadores de los Cerveceros devengarán por encima de los 525,000 dólares, apenas por encima del salario mínimo.
Están muy atrás de lo que cobrarán los lanzadores Clayton Kershaw, Zack Greinke y David Price, el primer trío que alcanza los 30 millones en la misma campaña.
“Somos lo más débiles”, reconoció el manager de los Cerveceros Craig Counsell. “Los Rays de Tampa Bay son un buen ejemplo, donde se ha demostrado que un presupuesto grande no es garantía. No le doy importancia a la cifra de una nómina porque se pueden hacer buenas temporadas sin un gasto grande”.
Chicago asoma en la parte alta de la lista, con una nómina que oscila en los 170 millones. Después de perder ante los Mets de Nueva York en la serie de campeonato, los Cachorros se fueron de compras en la agencia libre con los fichajes del jardinero Jason Heyward, el infielder Ben Zobrist y el pitcher John Lackey, sumándose a un roster que ya incluía a Jon Lester y sus jóvenes estrellas Kris Bryant y Kyle Schwarber.
“La presión va a ser más fuerte, y yo quiero que no le rehuyamos a la presión”, afirmó el piloto de los Cachorros Joe Maddon.
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